viernes, 3 de diciembre de 2010

Los malos vínculos de lo buenos amigos del entorno presidencial

Paco, Rodolfo y Gonzalo

La semana comenzó con una noticia que confirmó el camino editorialista de Arquero Peligro: el fútbol y la política estuvieron toda la semana juntos, generando polémica en relación a los vínculos del presidente y su entorno con la mafia del fútbol.

Todavía no está del todo claro hasta dónde, pero Paco Casal tuvo directa relación con el viaje que el Presidente José Mujica, algunos de sus ministros y varios directores de empresas públicas realizaron al Estado Español el pasado fin de semana. Digo que todavía no está claro porque la información que se ha manejado a nivel oficial ha sido muy confusa al extremo de que no se sabe quién pagó los gastos del viaje, aunque parece que está claro que no fue el Estado uruguayo. El objetivo de la misión fue convencer a algunos inversionistas españoles de venir a invertir a Uruguay, entre ellos al amigo personal de Paco y presidente del Real Madrid, Florentino Pérez.

El propio presidente en su tribuna oficial de M24 explicó que Paco Casal no tuvo nada que ver con el viaje, sino que fue la empresa Tenfield la que promovió el viaje. Un claro síntoma de que nos aproximamos inexorablemente al 28 de diciembre.

El prontuario de Paco es conocido: algunos plantean que es el mayor defraudador del Estado uruguayo y de hecho la Impositiva tiene abierto en su contra un proceso que se inició hace años. Además, en el mundo del fútbol se sabe cual ha sido su impronta mafiosa en la relación con jugadores, pases, clubes y directivas. En lo que tiene que ver con la Asociación Uruguaya de Fútbol el inicio de la era Tabárez marcó el fin de la época en que Paco Casal armaba el equipo y decía quien podía ser citado a la selección y quien no. Muchos pensábamos que era en cierto modo la recuperación de la dignidad uruguaya. El presidente nos devolvió prontamente a la realidad.

Pero hay que tener memoria: Casal no es el primer empresario que aparece en el entorno del presidente. Hay que recordar el evento empresarial del año que organizó el Zar del Río de la Plata (López Mena) en Punta del Este con empresarios sobre todo de Argentina y la polémica por el pago del acto de asunción presidencial con la famosa “colecta” de 10.000 dólares entre empresarios afines al gobierno. Si bien esto de desbarató o desmintió, la pesquera FRIPUR si cuenta en su haber con el prestigioso logro de haber pagado la banda presidencial.

Pero en el correr de la semana ocurrieron otros sucesos que pusieron en cuestión la ética de importantes funcionarios del actual y el anterior gobierno. Gonzalo Fernández cumplió con el designio que le auguraban los piques de Arquero Peligro: ante la decisión de la Mesa Política del Frente Amplio de pasar su caso al Tribunal de Conducta dio un portazo y renunció al partido. Recordemos: el caso por el que se pretende analizar la conducta de Gonzalo Fernández es el proyecto de ley por él impulsado que generó la anulación de la figura jurídica por la cual estaban condenados los hermanos Peirano, además del hecho de que 'olvidó' informar que él y su mujer defendían a uno de los implicados en la causa. La renuncia de Gonzalo tiene otra implicancia más allá de su enojo e indignación: si ya no forma parte del Frente Amplio la resolución del Tribunal de Conducta no lo afectará.

Otro olvido, en este caso del ex-vicepresidente Rodolfo Nin Novoa, le está dando dolores de cabeza al gobierno. La justicia dio lugar al pedido de desafuero del actual senador de Alianza Progresista para juzgarlo por irregularidades en su declaración jurada de bienes como funcionario público. Habrá que ver que pasos toma la fuerza política, si habilita o no el libre accionar de la justicia en este caso.

En ambos casos la actitud del presidente fue la misma: más allá de las decisiones de la justicia y de los tribunales de conducta de su propio partido apoyó y amparó personalmente a estos “compañeros”. Al igual que los originales Hugo, Paco y Luis, estos tres sobrinos -Paco, Rodolfo y Gonzalo- le están dando dolores de cabeza a su Pato Donald. Lo que todos nos preguntamos, sin inocencia infantil es: ¿quién carajos es el Tío Rico?