viernes, 10 de diciembre de 2010

Teorías de la justicia y abandono de la memoria.

Patas para arriba.

El presidente Mujica está de gira por la región. Hace algunos días estuvo en Mar del Plata, en la XX Cumbre Iberoamericana de presidentes. Allí se hizo un tiempo para conversar con la prensa en un diálogo muy difundido en estos días ya que allí declaró que tiraría a la papelera un posible proyecto de ley de medios.

Menos notoriedad tuvieron otras preguntas de ese mismo diálogo, y otras respuestas del presidente. A la mitad de la entrevista, un periodista argentino le preguntó por los pocos avances de su gobierno en materia de derechos humanos y justicia respecto a los crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura uruguaya.

Mujica respondió que la justicia es un invento humano, y es por tanto imperfecta, y en una sociedad contradictoria es además arena de disputa donde generalmente ganan los poderosos. En definitiva, que se hace lo que se puede. Dijo el presidente que él entiende a los familiares de las víctimas, pero que "hay una justicia para atrás y otra para adelante".

- "¿Cómo es eso?", inquirió el periodista.

Y allí Mujica desplegó su particular visión de la justicia y la historia humana. La "justicia para atrás", dijo el Pepe, es la que reivindican los familiares de las víctimas del terrorismo de Estado de los 70', la justicia respecto a los hechos del pasado. La "justicia para adelante", en cambio, tiene que ver con el futuro, con la justicia con los miles que cada día nacen desprovistos de todo, en la miseria, en el hambre, los despojados cotidianos de una sociedad injusta. Dijo Mujica que él comprende a quienes reivindican la "justicia para atrás", pero que su deber como mandatario es priorizar la "justicia para adelante", y que su lucha es por eso.

Categórico.

De golpe, por obra de un giro retórico del presidente, la justicia sería algo así como el bote de salvataje de un barco que se hunde, o como un plato de arroz en épocas de economía de guerra: los niños y las mujeres primero, los veteranos después. Juzgar a los responsables militares y civiles del terrorismo de Estado, la tortura, la desaparición, la corrupción, el secuestro y un largo etcétera sería, en la concepción del presidente, contradictorio con la lucha por la justicia social del presente y el futuro.

Además, el presidente pre-supone que la dictadura es un hecho del pasado, como si sus responsables, consecuencias, víctimas y victimarios no fueran actores políticos del presente, como si no tuviera una deuda histórica con los caídos en la resistencia, y -fundamentalmente- como si juzgar a los responsables del terrorismo de Estado no fuera un hecho esencialmente comprometido con los valores y los ideales que deberían sustentar una nueva sociedad. Es decir, como si no fueran hechos esenciales para la construcción de un futuro diferente.

¿Cual es el atrás y cual el adelante? ¿Cómo forjar un adelante sin un atrás? O peor, desde un atrás infame, de olvido, injusticia, e impunidad. Su colega Néstor Kirchner había dicho en 2004: “Lo que pasó en el pasado y no está resuelto, no es pasado, es presente. Si hubo falta de justicia, falta de verdad y hubo impunidad es algo que en el presente no está resuelto. Pasó en el pasado pero en el presente hay que resolverlo”.

Adelante y atrás. Patas para arriba. Si Mujica estaba buscando una metáfora topológica para hablar de la justicia, podría haber acudido al binomio arriba y abajo. Podría haber dicho algo así: “hay una justicia para los de arriba y otra para los de abajo”, y esta metáfora sí habría servido para contribuir a reflexionar sobre la injusticia del mundo, la que viene de bien atrás, la de todos los días.

Pero no. Eligió la metáfora de “adelante y atrás”. Así como toda la derecha, sin fricciones, aplaudió su célebre frase "la mejor ley de medios es la que no existe", sin dudas aplaudirá también, de pié, esta nueva ocurrencia del presidente. Al centro y adentro.